Existen muchas cosas a nuestro alrededor a las que no les damos mucha importancia, probablemente porque son demasiado pequeñas o porque están muy ocultas para percatarnos de su real valor. Debido a esto, corremos el riesgo de permitir que otras cosas que sí valoramos se vean afectadas muy seriamente, ya que dependen de manera directa de aquellas a las que no estamos atendiendo adecuadamente.
Así como un tornillo resulta ser el soporte fundamental para que se mantenga en pie un monumental puente, de la misma forma aspectos tan importantes para nuestras vidas, como son las relaciones interpersonales, el éxito profesional o el alcanzar la felicidad, están sustentados por una cantidad de pequeños componentes que fácilmente desatendemos sin darnos cuenta de lo que se está colocando en riesgo.
Es muy fácil caer en el error de concentramos en lo que nos resulta muy notorio y evidente, en las grandes estructuras que, aunque no dejan de ser importantes, generalmente se rompen por los puntos que menos esperamos y que menos cuidamos. Esos pequeños tornillos que dejamos oxidar, a los que no les hacemos mantenimiento, resultan ser el lugar por donde empiezan a corroerse y a derrumbarse las grandes construcciones que hemos creado con gran esfuerzo.
Por eso, debemos procurar reconocer cuáles son los pilares que sustentan todo lo que poseemos, lo que queremos y que hacen parte de nuestra felicidad. Tal vez estemos dejando derrumbar nuestra vida completa por estar muy pendientes de lo que consideramos muy importante, sin percatarnos de que estamos descuidando lo fundamental.
Atender los pequeños detalles, quizás es la clave para que lo más grande se mantenga en pie.
domingo, 17 de abril de 2011
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