martes, 1 de marzo de 2011

El sentido de la escala de valores

Una de las razones fundamentales por la que nuestra sociedad ha venido en ese proceso de decadencia que nos lleva a ver cosas cada día más lamentables, es la inversión que le hemos aceptado a nuestra escala de valores, que nos permite mentirnos para justificar aquello que no tiene justificación.

Nos hemos permitido convertir el defecto de ser deshonesto en la virtud de ser vivo. Al igual que la gran virtud de ser correcto en el actuar, en el reprochable defecto de ser bobo. Es por eso que encontramos una gran cantidad de vivos que permanecen al asecho de cualquier situación para sacar provecho de los demás a cualquier precio, sin darse cuenta de que, en cualquier momento, ellos mismos pueden ser víctimas de otros vivos que no tendrán reparo en sacar ventaja de los demás.

Quien se da cuenta de que alguien perdió algo y no lo regresa sino que lo deja para sí, no es un vivo: simplemente es un ladrón. Un ladrón que cambió su escala de valores para no sentirse culpable y, por el contrario, vanagloriarse por su viveza.

En la medida en que más personas tengamos la capacidad de no sentirnos mal por respetar una fila, por detenernos ante un semáforo en el momento debido, por devolver lo que sabemos que no nos pertenece y por procurar actitudes ceñidas al respeto por quienes nos rodean, empezaremos a construir una sociedad mucho más agradable para vivir.

Quizás nos baste con recordar un precepto básico para la convivencia: No hacer al prójimo lo que no queremos nos hagan a nosotros.