La vida es un camino largo que recorremos y en el que nos encontramos con constantes situaciones que nos llevan a tomar decisiones, algunas muy sencillas y otras que requieren de todos nuestros sentidos y con las que desgastamos gran cantidad de energía para resolverlas. Son estas últimas las que demarcan nuestro destino puesto que, dependiendo de la elección que hagamos, nuestro futuro puede tomar diferentes rumbos.
Detrás de esas decisiones ocasionalmente se esconden las grandes oportunidades que pueden cambiar nuestra existencia. Las personas exitosas son aquellas que aprenden a tomar las decisiones adecuadas, aprovechando las oportunidades que les llegan, en el momento en el que corresponde.
Sin embargo, no es un trabajo sencillo, puesto que las grandes cosas tienen altos precios, por lo que es necesario aprender a evaluar correctamente lo que tendremos que pagar para alcanzar cada logro. Esto incluye colocar en la balanza todos los aspectos de nuestra vida, entendiendo cuánto tendremos que entregar de ellos a cambio de la meta que pretendemos alcanzar.
Es posible que se requiera de varias equivocaciones hasta lograr una buena capacidad de decisión que nos lleve a cosechar nuestros primeros éxitos, pero tenemos que ser cuidadosos en no permitirnos demasiados errores porque la cantidad de oportunidades que tendremos serán limitadas y sólo una de ellas, será la que marcará la diferencia.
Procura estar lo suficientemente atento para identificarla y coloca en ella tu máxima capacidad.
lunes, 14 de febrero de 2011
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