No es sencillo conservar una actitud siempre positiva y procurar ver el mejor lado de las situaciones que a diario debemos afrontar. Sin embargo, es necesario trabajar permanentemente en la búsqueda de esta capacidad ya que es uno de los primeros pasos para que podamos vivir con plenitud y de esta forma atraer más cosas positivas hacia nuestra existencia.
Un muy buen ejercicio es el de evaluar cada situación que encaremos para determinar en qué partes de ellas tenemos posibilidad de influir y cuáles resultan invariables. Así, podremos concentrar nuestras energías en lo que resulte realmente productivo y dejaremos de lado las actitudes que sólo representan un desgaste innecesario sin ningún resultado.
Un caso que con frecuencia tenemos que encarar, y que nos sirve como taller para poner en práctica nuestro cambio de perspectiva, es el que tiene que ver con las condiciones del clima. Cuando éste no se encuentra acorde con lo que nos gustaría para las actividades que tenemos planeadas, por más que protestemos, nos quejemos o nos pongamos de mal humor, no vamos a conseguir que se dé un cambio: la lluvia no parará o el sol se esconderá por la actitud que asumamos. Cambiar de planes o adecuar tu forma de vestir a las condiciones es sobre lo que puedes influir y por eso es allí donde debes de concentrar tus actos.
Caminar bajo la lluvia con alegría y disfrutándola, o hacerlo lleno de amargura y sufriéndola, tendrá como elemento común a la lluvia, la cual es invariable. Lo que está a nuestro alcance es la forma como actuamos bajo ella.
sábado, 10 de julio de 2010
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