jueves, 17 de junio de 2010

De forma y de fondo

Desde hace algún tiempo se ha vuelto común escuchar a muchas personas, entre las que se cuentan funcionarios del gobierno, directivos de diferentes tipos de organizaciones y muchas otras de diferentes ámbitos, hacer un énfasis en la diferenciación de género cuando se refieren al colectivo de personas que tienen algo en común. Es por eso que se reiteran en hacer mención de: los niños y las niñas, colombianos y colombianas, empleados y empleadas, etc.

Al expresarse de esta forma se está incurriendo en una redundancia ya que, de acuerdo con la Real Academia de la Lengua Española, al utilizar una de esas formas, la masculina, se comprende ampliamente la inclusión de los elementos del femenino que hacen parte de la globalidad de sus componentes. Adicionalmente, se ha desviado la atención en la forma dejando a un lado el fondo de un tema tan importante como es la discriminación por motivos de género que sufren las mujeres.

Aunque no he sido víctima de esta discriminación, por obvias razones, me coloco en el lugar de una de ellas y pienso que no me sentiría para nada satisfecha de saber que el presidente de la compañía donde laboro habla de la igualdad de sus empleados y empleadas mientras que tengo que ver, en cada quincena, cómo un compañero que hace exactamente lo mismo que yo, recibe un mayor abono en su cuenta bancaria por el hecho de ser un hombre. Tampoco resulta justo que se considere igualdad el nombrar a los niños y las niñas cuando los primeros corren jugando detrás de una pelota mientras las segundas colaboran con los quehaceres de la casa, como muy frecuentemente sigue sucediendo, porque en la mayoría de aspectos nuestra sociedad sigue siendo machista.

Atacar la forma y no preocuparse por el fondo de las cosas es una manera de evadir responsabilidades, es maquillar la realidad para engañarnos y engañar a otros, haciendo creer que realmente nos estamos ocupando de algo cuando lo que estamos haciendo no es más que tirar la basura debajo de la alfombra para que no se vea.

En muchos aspectos de nuestras vidas podemos caer en el mismo error, inclusive de forma inconsciente. Por eso, es conveniente que en las cosas más relevantes que nos atañen hagamos juiciosas evaluaciones para determinar si las que tenemos por resolver están siendo afrontadas verdaderamente en su fondo o nos estamos limitando a manipular las formas para desentendernos de lo que realmente debería de hacerse.